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Siglo XII - El renacimiento de Roma

Siglo XII - El renacimiento de Roma

El Papa Pascual II, elegido en el agosto de 1099, enfrentó su pontificado con un programa claro que incluía también una revolución urbana en Roma. En casi veinte años trató de dar al Urbis un rostro homogéneo después de siglos de redadas y destrucción en detrimento de monumentos, además de que incendios, terremotos e inundaciones habían transformado la capital del Imperio Romano en una secuencia de edificios semiderruidos.
Los historiadores creen que el esfuerzo del Papa para la ordenación de áreas enteras de la ciudad estuvo íntimamente ligado a la necesidad de crear itinerarios litúrgicos para proponerlos a los numerosos peregrinos que acudían a Roma cada año.
Hasta su intervención en Roma se había construido sobre los cimientos de monumentos antiguos, casi en un cambio natural de la faz de la ciudad con el paso del tiempo. Como prueba de ello, están los niveles de los suelos de los caminos que en la Alta Edad Media, e incluso un poco más tarde, todavía eran los mismos de la época tardorromana.
La intervención decidida por Pascual II también respondió a la necesidad de remodelar la red de carreteras, que se vio seriamente afectada por los derrumbes de muchos monumentos antiguos debido a terremotos e incendios y en parte también al abandono por la imposibilidad de repararlos sin los recursos adecuados.
Muchos de los monumentos de la antigua Roma se cerraron ya en el 382 d.C. cuando con un decreto el emperador Graciano había ordenado la confiscación de los templos y del patrimonio y privilegios que tenían los colegios sacerdotales.
La anulación del paganismo comenzó con la expropiación de los edificios religiosos, sin embargo al mismo tiempo existía el deseo de salvaguardar estos edificios considerados "monumenta" de alto valor artístico por lo que Honorio en el 399 dictó un edicto en el que ordenó salvaguardar los templos paganos y las obras de arte que contenían ya que debían ser consideradas "ornamenta" no solo de Roma sino del Imperio. Sin embargo, no todos los monumentos estaban protegidos y entre los que ya se habían derrumbado en el siglo V se encuentra por ejemplo el Porticus Minucia.
Pero si los emperadores orientales lograron salvar a Roma de la voluntad de los cristianos de destruir todo lo que era pagano en Roma, poco pudieron contra los saqueos de los bárbaros de 410 y 455: en el Foro Romano el Secretarium Senatus, la Curia, el Atrium Libertatis, la Basílica Julia, la Basílica Emilia y el Templum Pacis fueron saqueados e incendiados y luego solo unos pocos restaurados.
La basílica Aemilia nunca màs fue reconstruida, se despojó de todas las decoraciones y solo se reconstruyó el pórtico frontal, mientras que el lado occidental fue cerrado por un muro con nichos (que permaneció en pie al menos hasta el Renacimiento): se convirtió en un monumento vacío incluso si lleno de significado.
El Templo de la Paz no fue restaurado y durante las recientes excavaciones las columnas de granito rosa lamentablemente se encontraron muy fragmentadas y, a pesar de ello, con esas partes se llevó a cabo un difícil y muy criticado proyecto de anastilosis, es decir, las columnas se levantaron integrando las piezas que faltan con materiales modernos.
El trabajo que hoy es difícil era imposible en el siglo XII; a lo largo de los antiguos caminos yacían en el suelo enormes columnas monolíticas de granito que no se podían quitar y luego la solución fue enterrar lo que no se pudo quitar: se decidió cubrir con tierra elevando el terreno en una media de cuatro metros.
Algunos importantes monumentos de la Antigua Roma se salvaron en sus estructuras esenciales pero sufrieron un cambio radical, en particular en el Foro Romano se emprendieron acciones sobre:
a) la iglesia que el Papa Honorio I había construido en el siglo VII transformando la Curia Julia de la que conservó los muros, el suelo y los revestimientos de las paredes pero añadiendo el ábside, consiguiendo finalmente mantener la misma elevación que el antiguo edificio romano. La iglesia, dedicada a San Adriano, fue muy importante como punto de partida de muchas procesiones litúrgicas, por eso mismo el Papa Pascual II en el siglo XII quiso renovarla y embellecerla. La reestructuración implicó muchas intervenciones a partir de la elevación del suelo de mt. 3,40 y la división interior en tres naves por dos filas de columnas.
En 1932 como parte del proyecto de revalorización de la Antigua Roma, la iglesia de S. Adriano también se incluyó entre las estructuras posteriores al siglo IV que se decidió demoler para restaurar los monumentos romanos; así fue que pudo verse de nuevo la Curia Julia como aparecía en la época de Diocleciano.
Mismo destino para una domus medieval construida dentro del pórtico de la Basílica Emilia, que fue enterrada y luego reconstruida a una altitud de 3 metros más alto y también yendo traslapar sobre la Via Sacra. Este edificio con algunos cambios es visible en muchas vistas de pintores desde el siglo XI hasta XVII y también en el plan de Antonio Tempesta de 1593 entre el Templo de Antonino y Faustina y la Iglesia de S. Adriano.
En la esquina suroeste de la Basílica Julia hacia el Vicus Jugarius había una casa de la Alta Edad Media que fue truncada y enterrada bajo 2 metros de tierra; mientras que sobre una domus del siglo VI-VII. que estaba ubicada después del Templo de Rómulo, se construyó una nueva domus cuyo pórtico es visible aùn hoy, después de ser liberado de los muros agregados en una época posterior.
El Oratorio Paleocristiano de los Cuarenta Mártires (ahora restaurado y abierto a los visitantes) sufrió una profunda transformación, una elevación de aproximadamente mt. 4.5 y se convirtió en la iglesia de Sancta Maria De Inferno, una iglesia dedicada a Papa Silvestre y su triunfo sobre el Dragón; esta era la historia de un milagro que simbólicamente marcò la victoria de la nueva religión cristiana sobre los dioses y criaturas espantosas de las religiones politeístas pero que, sobre todo, representò el nuevo poder sobre la ciudad de la Iglesia de Roma. La iglesia, ahora extinta, fue construida por Pascual y II está representada en un grabado celebre de Alò Giovagnoli a la izquierda de las tres columnas del Templo de los Dioscuros.
También se hicieron trabajos en el oratorio que el Papa Vigilio quiso dedicar a San Esteban y San Lorenzo en el siglo VI, transformándo una sala de la basílica detrás del Foro de Augusto. El edificio ,después del siglo X, ya había sido dedicado a S. Quirico y S. Julita, dos mártires de las persecuciones de Diocleciano y su altura fue elevada de dos metros para alinear los caminos por los que pasaban las procesiones ...



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de M.L. ©ALL RIGHTS RESERVED (Ed 1.0 - 09/09/2021)




Bibliografia:

  • Federico Guidobaldi: Un estesissimo intervento urbanistico nella Roma dell’inizio del XII secolo e la parziale perdita della «memoria topografica» della città antica - Mélanges de l’école Francaise.
  • Annarena Ambrogi: Documentazione sulla statuaria romana nel V secolo - Roma e il sacco del 410: realtà, interpretazione, mito -Atti della Giornata di studio.