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La lotería del Papa

La lotería del Papa

El siglo XVIII hace de Roma una ciudad en fiesta, hay un resurgimiento del interés en las representaciones teatrales y así se abren pedissequo y grandes teatros como aquello de Alibert, el Capranica y después de 1732 el Teatro Argentina; pero la fiesta no es solo para las clases ricas, incluso la población tiene sus fiestas en la plaza y la diversión está especialmente en el juego; en las casas, en las tabernas pero también en las plazas se juega a los dados y a los naipes, pero uno de los pasatiempos abiertos a todos, ricos y pobres, es el juego del lote finalmente legalizado por el Papa Clemente XII en 1731.
El juego del lote ya había llegado a Roma en el Renacimiento, pero su procedencia parece ser holandesa. La primera extracción del lote se hizo cerca de Amsterdam para resolver el problema de la venta de algunas propiedades que no eran fácilmente divisibles. El "lote" era el premio, pero con el tiempo llegó a denotar el juego y, hecho singular, muchos idiomas europeos tienen términos fonéticamente similares para indicar el premio; del "lote" franquista al alemán "Hleut", al "lote" holandés, al "los" alemán ", al" lod "danés, al" lote "inglés, al" lotto " italian, todos vocablos con su propia matriz linguistica original que se refiere a los significados de seleccionar, extraer, sino también de casualidad, destino, división de los activos, existencias de productos.
El juego se generalizó en Roma ya en la segunda mitad del siglo XVII, pero el Papa Benedicto XIII lo prohibió en 1725 porque se consideraba inmoral y los peregrinos que llegarían para el Año Santo no deberían asistir al espectáculo de los ciudadanos de Roma como fanáticos más del juego que de la fe; el Papa también quiso poner fin a la costumbre generalizada de las loterías privadas, donde comerciantes inescrupulosos ofrecían joyas, obras de arte y bienes inmuebles sin la posibilidad de verificar la exactitud de las extracciones.
Sin embargo, se continuó jugando ilegalmente y para ponerle fin, Inocencio XIII emitió en 1727 una disposición que excedía la prohibición de la lotería y castigos terribles para aquellos que habían sido sorprendidos jugando ilegalmente; para los prelados la suspensión "a divinis" y para todos los demás la excomunión y uno ni siquiera podía deshacerse del pecado con la confesión porque en estos casos la absolución solo podía darse después la autorización del Papa.
Los ciudadanos de Roma continuaron jugando y asì solo cuatro años después el nuevo Papa Clemente XII se viera obligado a readmitirlo entre los juegos autorizados, también con el objetivo de superar un grave momento de colapso de las finanzas papales en las que iba a confluir parte de las recaudaciones de las puestas. Se dieron reglas precisas: nueve sorteos al año con cinco números ganadores cada vez.
La extracción fue hecha por un huérfano que la gente llamaba "rufianello" quizás porque creía que estaba de acuerdo con los oficiales; se estima que los ganadores rondaron aproximadamente el 25% de la puesta monetaria y luego comprendemos también cómo el Papa Clemente XII esperaba impulsar las finanzas papales. Desde febrero de 1743 el lugar asignado a las extracciones de la Lotería fue el balcón del Palacio de Montecitorio, en aquella epoca llamado "Curia Innocenziana" donde estaba el Tribunal de Justicia.
El lote resultó ser una de las mejores fuentes de recursos para las finanzas pontificias para un mecanismo que reconoció a los ganadores del ambo y del terno el 80% de las apuestas tambièn de las extracciones que involucraron a las loterías extranjeras, concretamente las de Milán, Venecia y Nápoles. con el resultado de atraer las jugadas de esos países a Roma ...



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