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La silla del Papa


En las bases del baldaquino de Bernini, en la Basilica de San Pedro , esta representada la cara de una mujer durante las fases del parto.
Cuando la gran obra fue inaugurada el 28 de junio de 1633, no escapo al ingenio de la gente de Roma la particularidad de las caras en la decoracion del blason de la familia Barberini, a la cual pertenecia Papa Urbano VIII.

Observando cuidadosamente los blasones colocados en fachadas exteriores de los cuatro pedestales de mármol que sostienen el baldaquino y colocandolos en secuencia, se puede asister a una historia contada por las expresiones de una cara en la parte superior del blason: es la cara de una mujer que esta pariendo y en su cara muestra la percepcion de su primer dolor, de las contracciones, del espasmo de impulso hasta el nacimiento del niño. La historia, casi una secuencia cinematográfica, debe verse desde el pedestal frontal izquierdo y hacia la derecha para conseguir el pedestal frontal a la derecha donde el rostro de la mujer es sustituido por el de un amorcillo,el bebé que ha nacido.

La imaginacion popular en esas imágenes ha construido muchas leyendas, alimentadas también por no felices relaciones entre Gian Lorenzo Bernini y Papa Urbano VIII, que podrìan ser una comunicacion del artista al Papa que él habìa impregnado a su sobrina (pues hija natural) que Urbano VIII no habia querido conceder como esposa, o una mucho más prosaica referencia a los nueve meses que se tardo en realizar la fundicion de las columnas.
La verdadera razon por una iconografia tan inusual es casi ciertamente en un mensaje más profundo que el Papa Urbano VIII, hombre culto y amante del simbolismo y de estética, querio atar al concepto de Mater Ecclesia, refiriéndose no solo a la Basilica de San Pedro pero tambièn a la iglesia catolica romana.
El paralelismo basado en la pejiguera y en el parto ya estuvo representado en la liturgia medieval de nuevo asentamiento pontifici, para quien la mitra fue colocado en cabeza de los papas sentado en una silla de parto, lo que significa que cada nuevo reinado era casi un renacimiento o tal vez una renovacion de la iglesia mediante el nacimiento de un nuevo Papa. Esta liturgia, que comenzo en las edad media temprana, utilizaba dos (o quizás tres) sillas de parto (gestatoria) en porfido rojo usadas antes por las emperatrices romanas; esta silla, perforada en el centro, en que el Papa se sentaba para simbolizar la Mater Ecclesia.

La liturgia fue abandonada porque ridiculizada por las nuevas iglesias protestantes que a través de las historias de Martin Polono de papas y emperadores y las “Cronicas de Noribemberga” por anonimo, difundir la historia de la Papisa Juana. Es la historia de una mujer de ascendencia inglesa que logro conseguir elegida como hombre hasta que, cogido por los dolores del parto, dio a luz en público, suscitando el terror y la ira de la gente y de prelados. La historia, incluso sin ciertas refutaciones, sirvio a los protestantes para ridiculizar a la iglesia de Roma, o al menos algunas tradiciones litúrgicas. El rito acriminado es la de la palpacion de los genitales, introducido después de la historia de Papisa Juana: un diácono o el más joven de los cardenales insertada un brazo en la abertura de lado del la silla de parto para palpar el Papa recién elegido, si el resultado era positivo exclamaba en voz alta “¡ Virgam y testiculos habet!” (Él tiene un pene y los testiculos) y los clérigos respondian "Deo gratias" (Gracias a Dios).





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